Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
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La proporción de cuentas a pagar en relación con el pasivo total y el patrimonio neto se ha mantenido relativamente estable entre 2017 y 2018, en torno a 0.26%. Sin embargo, a partir de 2019, se observa una disminución significativa en 2019 (0.21%), seguida de un incremento progresivo hasta alcanzar el 0.4% en 2022. Esto podría indicar un cambio en la gestión del capital de trabajo o en la política de pagos de la empresa.
Las liquidaciones a pagar muestran un aumento notable en 2019, alcanzando un 5.5%, desde un 2.95% en 2017 y 3.13% en 2018. Posteriormente, en 2020, la proporción disminuye a 2.15%, pero vuelve a subir hasta 3.84% en 2022. La tendencia sugiere períodos de mayor pasivo en liquidaciones, posiblemente vinculados a cambios en las obligaciones de pago pendientes.
Las garantías a clientes experimentan un incremento constante desde 2017 (1.63%) hasta 2022 (2.74%). Esta tendencia puede reflejar una mayor aceptación de garantías en las operaciones o una mayor exposición a riesgos asociados con los clientes.
Los compensaciones y beneficios acumulados han aumentado en proporción, pasando de 1.11% en 2017 a 1.59% en 2022, con una estabilización en 2019 y 2020. Este incremento puede estar asociado a mayores obligaciones por beneficios otorgados a empleados o por otros conceptos de compensación diferida.
Los incentivos a los clientes muestran una tendencia al alza, creciendo de un 3.07% en 2017 a un 7.13% en 2022, lo cual indica una intensificación en las estrategias de incentivo para estimular el uso o fidelidad, incrementando la proporción del pasivo total y patrimonio neto correspondiente a este concepto.
Los pasivos acumulados aumentan de manera significativa desde 1.66% en 2017 hasta un 4.36% en 2022, sugiriendo mayores obligaciones en acumulación, potencialmente relacionadas con gastos o cargos no pagados aún y que reflejan una acumulación de obligaciones financieras o de otro tipo a corto plazo.
La contraprestación de compra diferida, reportada solo en 2018 con un 1.88%, indica un incremento en obligaciones de compras a plazo en ese año particular, pero no se presenta en los años siguientes.
Los vencimientos actuales de la deuda muestran una tendencia variable, iniciando en 2.57% en 2017, experimentando una caída en 2018, y alcanzando un 3.71% en 2020. Posteriormente, en 2021 y 2022, presentan valores de 1.21% y 2.63% respectivamente, reflejando posibles cambios en la estructura de vencimiento de la deuda y en la gestión del plazo de las obligaciones financieras.
Los litigios acumulados oscilan entre 1.44% en 2017 y 2.07% en 2018, con un descenso en 2019 a 1.66%, seguido por un aumento en 2022 al 1.7%. Esto puede indicar una variabilidad en las contingencias legales y en las provisiones relacionadas a litigios.
El pasivo corriente mantiene una tendencia creciente en porcentaje del pasivo total y patrimonio neto, pasando de 14.7% en 2017 a 24.39% en 2022, evidenciando una mayor concentración de obligaciones a corto plazo en relación con el total de pasivos.
La deuda a largo plazo, excluidos los vencimientos actuales, se mantiene relativamente estable, aproximadamente en un 24%, presentando cierta estabilidad en la estructura de financiamiento a largo plazo.
Los pasivos por impuestos diferidos disminuyen de un 8.8% en 2017 a un 6.24% en 2022, lo cual puede reflejar cambios en las proyecciones fiscales o en la utilización de diferencias temporarias a favor o en contra de la empresa.
Los otros pasivos y el pasivo no corriente muestran variaciones menores y tendencias estables, con proporciones que fluctúan ligeramente, manteniendo una participación significativa en la estructura total del pasivo.
El pasivo total, en relación con el pasivo total y el patrimonio neto, aumenta de un 51.81% en 2017 a un 58.39% en 2022, indicando una tendencia hacia una mayor proporción de pasivos en la estructura de financiamiento.
Las acciones preferentes convertibles participantes de las series A, B y C muestran una disminución notable en su participación relativa, de un 8.13% en 2017 a un 2.72% en 2022, reflejando un menor uso o una menor emisión de estas acciones.
Las acciones ordinarias y el capital pagado adicional mantienen porcentajes relativamente estables en torno al 22-25%, reflejando la estructura de capital en acciones comunes que continúa siendo la principal fuente de financiamiento patrimonial.
El derecho a recuperar las pérdidas cubiertas permanece negativo en todos los años, aunque con una tendencia de reducción en su valor negativo, lo que indica una menor obligación o provisión asociada a las pérdidas cubiertas.
Los ingresos acumulados presentan un incremento gradual, alcanzando cerca del 18.85% en 2022, evidenciando un aumento en las reservas de beneficios o en las utilidades retenidas.
Los valores de inversión muestran una tendencia variable, reflejando pequeños cambios pero sin una tendencia clara, incluso llegando a valores negativos en 2018 y 2019, lo que puede indicar desinversiones o revaluaciones.
Las pensiones y otros beneficios definidos evolucionan en línea con las obligaciones relacionadas, con un comportamiento negativo en su porcentaje, aunque con un ligero aumento en 2022 (-0.2%) respecto a años anteriores.
Instrumentos derivados presentan fluctuaciones significativas, con periodos de aportes positivos y negativos, y un valor de 0.49% en 2022, reflejando actividades de cobertura o gestión de riesgos financieros.
Los ajustes por conversión de moneda extranjera muestran una tendencia claramente negativa en 2022, con un -2.94%, indicando un impacto desfavorable de movimientos en tipos de cambio en el patrimonio neto.
El otro resultado (pérdida) integral acumulado también presenta cambios, con una significativa caída en 2022 a -2.77%, sugiriendo pérdidas derivadas de movimientos en patrimonio que no corresponden a resultados netos tradicionales.
La equidad, en relación con el pasivo total y el patrimonio neto, disminuye de un 48.19% en 2017 a un 41.61% en 2022, señalando que la proporción de patrimonio en la estructura financiera se ha reducido en favor del incremento de pasivos, lo cual puede afectar la solidez patrimonial a largo plazo.
En conjunto, los datos reflejan una tendencia hacia una mayor exposición a pasivos a corto plazo, aumentos en obligaciones relacionadas con incentivos y compensaciones, y una estructura financiera que evidencia un incremento en la proporción de deuda respecto al patrimonio. Las fluctuaciones en valores derivados y en los resultados de conversión de moneda sugieren también un nivel de exposición a riesgos financieros y cambiarios que ha empeorado en 2022.