Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2024-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2023-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31).
Dependiendo del período analizado, se observa una tendencia creciente en la participación del capital contable en relación con los pasivos totales. En 2020, el capital representaba aproximadamente un 32.52%, aumentando progresivamente hasta alcanzar cerca del 47.14% en 2024. Esto indica una política que favorece la fortalecimiento del patrimonio, disminuyendo la proporción de pasivos en la estructura financiera.
El pasivo total como porcentaje de la estructura financiera muestra una tendencia decreciente, pasando de aproximadamente 67.48% en 2020 a 52.86% en 2024. Dentro de estos pasivos, se aprecia una reducción en los pasivos a largo plazo y en la deuda a largo plazo neta, que disminuyen significativamente como porcentaje del total en el período analizado. Esto sugiere una estrategia de reducción del apalancamiento y una mayor autosuficiencia financiera.
En cuanto a los pasivos corrientes, estos mantienen una proporción relativamente estable con ligeras fluctuaciones, y representan en 2024 alrededor del 41% del total, mostrando estabilidad en su impacto en la estructura financiera. Sin embargo, destaca la disminución del pasivo por arrendamiento operativo en la parte corriente, reflejando quizás una reducción en obligaciones de arrendamiento a corto plazo o cambios en la estructura de arrendamientos.
Los pasivos a corto plazo, incluidos los pasivos por arrendamiento operativo y otros pasivos corrientes, muestran cierta fluctuación, pero en general una tendencia a mantenerse en niveles relativamente estables en términos relativos, con disminuciones en algunas partidas específicas como la parte corriente de los ingresos diferidos y los gastos devengados.
En términos de pasivos a largo plazo, hay una marcada disminución en la proporción en comparación con el total, bajando de aproximadamente 24.59% en 2020 a 11.85% en 2024. La reducción en la deuda a largo plazo, en particular, es significativa, reflejando una política activa de reducción del endeudamiento a largo plazo y posible preferencia por financiamiento interno.
Por otro lado, la composición del capital contable ha experimentado cambios positivos, evidenciados por un incremento en las utilidades retenidas y en el capital desembolsado adicional. La utilidad acumulada se convierte en una fuente importante para el fortalecimiento del patrimonio, alcanzando cerca del 17.14% del total en 2024, en comparación con niveles negativos en 2020.
En cuanto a otros resultados integrales acumulados, estos muestran una tendencia a disminuir y mantenerse negativos en 2022 y 2023, aunque en 2024 se percibe una ligera recuperación. La variación en los resultados integrales puede reflejar fluctuaciones en la valuación de instrumentos financieros u otras políticas contables.
Finalmente, se observa que el porcentaje de acciones preferentes y ordinarias respecto a los pasivos totales no está detallado, pero la autoparticipación en la estructura de financiamiento mediante autocartera se ha activado en 2024, con niveles negativos, indicando posibles operaciones de recompra de acciones o estrategias de control accionario.