Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
Datos trimestrales
Basado en los informes: 10-Q (Fecha del informe: 2016-06-30), 10-Q (Fecha del informe: 2016-03-31), 10-K (Fecha del informe: 2015-12-31), 10-Q (Fecha del informe: 2015-09-30), 10-Q (Fecha del informe: 2015-06-30), 10-Q (Fecha del informe: 2015-03-31), 10-K (Fecha del informe: 2014-12-31), 10-Q (Fecha del informe: 2014-09-30), 10-Q (Fecha del informe: 2014-06-30), 10-Q (Fecha del informe: 2014-03-31), 10-K (Fecha del informe: 2013-12-31), 10-Q (Fecha del informe: 2013-09-30), 10-Q (Fecha del informe: 2013-06-30), 10-Q (Fecha del informe: 2013-03-31), 10-K (Fecha del informe: 2012-12-31), 10-Q (Fecha del informe: 2012-09-30), 10-Q (Fecha del informe: 2012-06-30), 10-Q (Fecha del informe: 2012-03-31), 10-K (Fecha del informe: 2011-12-31), 10-Q (Fecha del informe: 2011-09-30), 10-Q (Fecha del informe: 2011-06-30), 10-Q (Fecha del informe: 2011-03-31).
En el análisis de los datos financieros trimestrales, se observa un patrón de variaciones en la estructura del pasivo y el patrimonio neto a lo largo del período evaluado.
La proporción de cuentas a pagar en relación con el pasivo total y el patrimonio neto muestra cierta fluctuación, con valores que oscilan principalmente entre aproximadamente 2.3% y 3.7%. Se detectan picos en fases específicas, pero en general se mantiene en niveles relativamente estables, reflejando una gestión constante de las obligaciones a corto plazo con respecto a la estructura de financiamiento.
Los gastos devengados mantienen una participación cercana al 6.0-7.3%, sugiriendo una relativa estabilidad en los pasivos asociados a obligaciones operativas, aunque en algunas mediciones se refleja una ligera tendencia a disminuir o aumentar ligeramente sin cambios significativos en el patrón general.
El porcentaje de pagarés convertidos y pagaderos presenta un aumento significativo en el cuarto trimestre de 2011, alcanzando aproximadamente 4.96%, pero se observa una tendencia a la baja en trimestres posteriores, hasta valores muy bajos en años posteriores, confirmando una reducción en la utilización de estos instrumentos a lo largo del tiempo.
En relación con los impuestos sobre la renta a pagar, existe una tendencia a un crecimiento en su participación como porcentaje del pasivo total y patrimonio neto, alcanzando picos cercanos a 1.86% en la parte final del período, lo que podría indicar una acumulación progresiva de obligaciones fiscales diferidas o presentes.
La deuda a corto plazo, que aparece en los últimos trimestres, mantiene un porcentaje que oscila alrededor del 2.0-4.3%, alcanzando su nivel máximo hacia mediados de 2016, posiblemente en respuesta a necesidades de liquidez a corto plazo o cambios en la estructura de financiamiento.
Los ingresos diferidos muestran una tendencia al alza general, con participación que supera el 14% en algunos trimestres, indicando un incremento en las obligaciones diferidas relacionadas con ingresos, posiblemente derivada de contratos a largo plazo o diferimientos de ingreso. Esta tendencia sugiere un incremento en las transacciones diferidas a lo largo del tiempo.
Los pasivos no corrientes se mantienen relativamente estables en torno al 11-12.7%, con una ligera tendencia a disminuir, lo que puede reflejar una gestión activa en la reducción de pasivos a largo plazo o una política de reducción de financiamiento externo.
El pasivo total como porcentaje del patrimonio total muestra un aumento progresivo, alcanzando valores superiores a 49% en el período final, indicando un mayor apalancamiento respecto a los recursos propios, aunque con fluctuaciones significativas en ciertos trimestres, especialmente en periodos de crisis de financiamiento.
La composición del patrimonio neto revela una estabilidad relativa en las acciones preferentes y ordinarias, con las acciones ordinarias manteniéndose en torno al 4-6% del pasivo total y patrimonio. La partida de utilidades retenidas presenta un componente dominante, aproximándose al 45-50%, lo que implica una expansión del patrimonio vía beneficios acumulados en los últimos años.
El capital desembolsado adicional evidencia una tendencia decreciente, comenzando en niveles de alrededor del 10-11% y descendiendo hacia valores cercanos a 1-3%, reflejando probablemente la amortización de aportaciones adicionales o un menor financiamiento mediante capital adicional durante el período.
En resumen, la estructura financiera ha mostrado un incremento en el apalancamiento y en las obligaciones diferidas, mientras que las acciones y utilidades retenidas representan una proporción significativa de los recursos propios. La gestión de pasivos a corto plazo se ha ajustado en respuesta a necesidades de liquidez y cambios en la política financiera, con una tendencia aparente a estabilización en ciertos elementos en los últimos trimestres.