Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
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Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2024-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2023-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31).
En el análisis de la estructura de pasivos y capital, se observa una tendencia hacia el aumento del capital contable total en porcentaje de los pasivos totales y del capital contable, pasando del 26.61% en 2020 al 36.75% en 2023, aunque en 2024 muestra una reducción a 32.77%. Este patrón indica una consolidación del patrimonio en relación con la estructura financiera total, reflejando posiblemente una fortaleza relativa del capital en comparación con los pasivos a lo largo del período.
Por otro lado, los pasivos totales y capital contable evolucionan para mostrar una disminución en su porcentaje en relación con la estructura global, descendiendo del 73.36% en 2020 al 66.43% en 2022 antes de una ligera recuperación a 67.38% en 2024, con una dilución gradual del peso de los pasivos en la estructura total.
Dentro de los pasivos, se evidencian cambios relevantes en la composición de las obligaciones. La deuda a largo plazo, neta de la parte corriente, presenta una tendencia fluctuante, comenzando en 41.87% en 2020 y disminuyendo a 36.34% en 2022, para luego incrementarse en 2024 a 42.2%, lo cual podría indicar una variación en la política de financiamiento a largo plazo.
En relación a los pasivos corrientes, estos mantienen una participación en aumento, pasando del 16.66% en 2020 al 20.35% en 2024, reflejando probablemente un incremento en las obligaciones a corto plazo que requiere atención en la gestión del ciclo de liquidez.
Otros pasivos corrientes, como las cuentas a pagar y descuentos acumulados, han mostrado fluctuaciones, con incrementos en su porcentaje en 2021 y 2024, indicando posibles cambios en el volumen de operaciones comerciales y obligaciones laborales o fiscales.
El pasivo por impuestos a pagar en el corto plazo ha aumentado continuamente, alcanzando un 2.79% en 2024 desde un 0.87% en 2020, mientras que los impuestos diferidos muestran una tendencia decreciente, con un valor que se reduce del 5.72% en 2020 a 1.23% en 2024, sugiriendo posibles cambios en las políticas fiscales y en la gestión de obligaciones diferidas.
Respecto a los pasivos a largo plazo, su porcentaje en la estructura total ha disminuido en los primeros años, del 56.7% en 2020 al 48.64% en 2022, pero posteriormente ha mostrado un incremento a 47.03% en 2024, alcanzando un valor superior al de 2022, lo cual puede reflejar un incremento en la utilización de financiamiento a largo plazo.
El capital desembolsado adicional ha mostrado un crecimiento constante en su participación, incrementando desde un 5.67% en 2020 hasta un 13.05% en 2024, lo que indica una estrategia para fortalecer el patrimonio mediante aportes adicionales de los accionistas o incremento en la emisión de capital.
Las utilidades retenidas han presentado un crecimiento sostenido hasta 2023, alcanzando un 26.24%, aunque en 2024 se observa una reducción significativa a 19.49%, posiblemente indicando distribuciones de dividendos o pérdidas acumuladas en ese año específico.
Los restantes componentes del patrimonio, como el resultado integral acumulado y las participaciones minoritarias, han tenido valores relativamente estables o con fluctuaciones menores, evidenciando una estabilidad en aspectos adicionales del patrimonio neto.
En resumen, el análisis revela una estructura financiera que ha favorecido un incremento en la proporción del capital propio respecto a los pasivos, con cambios en la composición de los pasivos que reflejan estrategias de financiamiento y gestión de obligaciones, además de una tendencia al aumento en los aportes de capital adicional y en las utilidades retenidas, aunque con ciertos altibajos en años específicos que merecen una atención detallada en futuras evaluaciones.