Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
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- Balance general: pasivo y capital contable
- Estructura del balance: activo
- Análisis de ratios de actividad a corto plazo
- Análisis de áreas geográficas
- Relación entre el valor de la empresa y el EBITDA (EV/EBITDA)
- Relación entre el valor de la empresa y el FCFF (EV/FCFF)
- Modelo de fijación de precios de activos de capital (CAPM)
- Ratio de margen de beneficio operativo desde 2005
- Ratio de rotación total de activos desde 2005
- Relación precio/ingresos (P/S) desde 2005
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Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2024-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2023-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31).
En el análisis de los pasivos, se observa una tendencia general al incremento en la proporción de pasivos no corrientes, que pasan del 66.54% en 2020 a un máximo de 70.29% en 2022, para luego disminuir ligeramente hasta el 68.45% en 2024. Este patrón indica una preferencia o un enfoque hacia una estructura de pasivos más orientada a largo plazo, especialmente en 2022, donde se aprecia un mayor énfasis en obligaciones a largo plazo.
El pasivo total en relación con el capital contable muestra un aumento en su porcentaje, evidenciado en un crecimiento del 14.95% en 2020 hasta un 94.38% en 2022, seguido de una estabilización cerca del 93.6% en 2024. Este cambio puede reflejar un incremento en la apalancamiento financiero de la entidad, con una mayor proporción de pasivos respecto al capital, lo cual puede implicar un mayor riesgo financiero, aunque también mayor potencial de apalancamiento operativo.
Dentro de los pasivos específicos, destaca un incremento en la porción de deuda a largo plazo, que en 2020 representa el 52.26% del total de pasivos y aumenta hasta un 65.02% en 2023, por debajo del 61.57% en 2024. La porción actual de la deuda a largo plazo también presenta un aumento significativo en 2022 y 2023, llegando a un 3.87%, indicando una mayor rotación o refinanciamiento de la deuda a corto plazo.
Las cuentas a pagar mantienen una participación relativamente estable en torno al 2.2%-2.4%, lo que sugiere que las obligaciones comerciales a corto plazo se mantienen bajo control, sin cambios importantes en comparación con otros pasivos fluctuantes.
Las deducciones por ventas muestran una tendencia de crecimiento, alcanzando hasta un 9.19% en 2022 y retornando a niveles similares en 2024, lo cual puede indicar un aumento en las devoluciones o incentivos comerciales relacionados con las ventas.
Los impuestos sobre la renta a pagar exhiben un incremento en su porcentaje desde 1.15% en 2021 hasta un pico de 2.81% en 2024, reflejando posibles incrementos en la carga fiscal o acumulación de pasivos fiscales diferidos, en particular en 2022 y 2024.
El componente de compensación y beneficios de los empleados mantiene una participación estable cercana al 1.4%, lo que indica una política relativamente constante en los costos laborales en relación con la estructura total del pasivo y capital.
El rubro de dividendos a pagar muestra una tendencia de crecimiento del 1.62% en 2020 al 1.75% en 2022, con una ligera disminución en 2023 y un repunte en 2024, reflejando posibles cambios en la política de dividendos o en los niveles de distribución a los accionistas.
Por otro lado, los intereses devengados a pagar emergen en 2022 y 2023, con valores del 0.72% y 0.96%, respectivamente, indicando que la compañía puede estar incrementando la deuda o acumulando intereses por financiamientos recientes.
El análisis de otros pasivos no corrientes revela fluctuaciones menores, aunque en 2021 y 2022 presenta valores algo superiores, lo cual puede estar vinculado a obligaciones contingentes o provisiones específicas.
Finalmente, en relación con el patrimonio, el déficit acumulado se incrementa en porcentaje del total desde -34.01% en 2020 hasta -43.95% en 2022, para reducirse a -27.33% en 2023 y volver a niveles cercanos en 2024, reflejando una recuperación relativa en la situación patrimonial u optimización en las pérdidas acumuladas. La participación del capital contable en relación con los pasivos totales reduce significativamente en 2022 (5.62%), lo cual sugiere una menor aportación del patrimonio en la estructura financiera, pero estabiliza en torno a un 6.4% en 2023 y 2024.