Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2023-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2019-12-31).
En 2019, la participación de los empréstitos a corto plazo en el pasivo total y patrimonio neto fue relativamente baja, con un 0,03%, y aumentó ligeramente a 0,02% en 2022. En 2020, la porción fue de 0,03%, y en 2021, no hay datos disponibles. En general, la participación de la deuda a corto plazo en el financiamiento total se mantuvo en niveles mínimos, reflejando una política de financiamiento que prioriza vencimientos a largo plazo o una estructura de deuda estable.
Se observa un incremento en la participación de la deuda a largo plazo en 2020, alcanzando 4.41%, en comparación con 2019, cuando fue de 4.33%. En 2022, el dato no está disponible, pero en 2021, esta proporción no fue reportada. En 2023, la participación aumentó a 9.05%, indicando una tendencia a ampliar la proporción de financiamiento de largo plazo, posiblemente para estabilizar vencimientos y optimizar la estructura de deuda.
Esta partida muestra cierta estabilidad a lo largo de los años, variando entre 2.61% en 2019 y 2.88% en 2023. La tendencia es relativamente estable, reflejando obligaciones comerciales y proveedores que representan una proporción constante del pasivo.
La proporción de dividendos a pagar ha presentado un incremento progresivo desde 0.82% en 2019 hasta 1.39% en 2023, señalando una tendencia a incrementar las obligaciones relacionadas con dividendos después de las utilidades retenidas y otros pasivos.
Este concepto mantuvo una participación cercana a 4-5%, con fluctuaciones menores entre 4.09% en 2020 y 4.78% en 2023. La tendencia indica una gestión estable en los gastos pendientes de devengar relacionados con operaciones y otros conceptos similares.
La proporción ha oscilado entre 2.17% en 2020 y 2.82% en 2021, evidenciando cierta variabilidad en las obligaciones laborales y partidas relacionadas. En 2023, su participación fue de 2.67%, manteniendo una presencia consistente en el pasivo.
En 2019 y 2020, esta partida fue de aproximadamente 0.31-0.34%, aumentando a 1.05% en 2022. En 2023, mostró una ligera disminución a 0.77%. La tendencia sugiere fluctuaciones en las obligaciones tributarias inmediatas, con picos en 2022 y cierta estabilización en 2023.
Los arrendamientos financieros corrientes no tienen datos reportados en 2019-2022, pero en 2023 representan el 0.01%. Los pasivos por arrendamiento financiero no corriente alcanzaron un valor cercano a 0.06% en 2023, indicando una estructura de pasivos apenas impactada por este concepto en la estructura general del pasivo.
Estos conceptos fluctúan ligeramente, manteniendo una participación cercana a 1.45-2.23%, reflejando obligaciones diversas, como impuestos, provisiones y otros pasivos menores.
Se observa una variabilidad significativa, siendo de 15.64% en 2019, aumentando hasta 21.22% en 2022 y bajando a 13.22% en 2023. Esto indica cierta fluctuación en las obligaciones a corto plazo respecto al total del pasivo, posiblemente relacionados con cambios en la estructura de vencimientos o gestión del ciclo operativo.
La participación de la deuda a largo plazo evidencia una tendencia decreciente desde 51.51% en 2019 hasta 43.9% en 2022, pero en 2023 revirtió ligeramente el movimiento hasta 45.95%. Esto podría reflejar una gestión activa en reestructuración o pago de la deuda de largo plazo para mantener una estructura equilibrada.
Este concepto muestra una disminución notable de 3.76% en 2019 a 0.95% en 2022, con una ligera recuperación a 1.02% en 2023, sugiriendo una reducción en pasivos diferidos, probablemente por amortización de diferencias temporales o cambios en la consideración fiscal de ciertos activos y pasivos.
Los arrendamientos operativos no corrientes presentan una participación relativamente estable, en torno a 1.09-1.42%, mientras que el arrendamiento financiero no corriente mantiene una presencia mínima en 2023, con un 0.06%, indicando que estos pasivos representan una menor proporción del total de pasivos no corrientes.
Este grupo fluctúa entre 1.45% y 1.98%, reflejando obligaciones diversas y variables a largo plazo, que aportan una base estable en la estructura total del pasivo.
La proporción de pasivos no corrientes mostró una disminución desde 60.9% en 2019 a 49.28% en 2022, pero en 2023 rebotó a 51.84%. La tendencia general indica una tendencia a reducir la dependencia de pasivos a largo plazo en algunos años, aunque la recuperación en 2023 sugiere un ajuste en la estructura de financiamiento.
Su porcentaje experimentó una reducción significativa desde 76.54% en 2019 a 70.5% en 2022, disminuyendo nuevamente a 65.06% en 2023, reflejando un proceso de reducción del apalancamiento, posiblemente mediante pago de deuda o conversión de pasivos a patrimonio.
El patrimonio total mostró una tendencia al crecimiento, aumentando del 23.46% en 2019 al 34.98% en 2023. Este incremento en participación relativa del patrimonio puede interpretarse como una estrategia para fortalecer la estructura de capital y mejorar la solvencia financiera.
En línea con el aumento del patrimonio, las utilidades retenidas aumentaron desde 38.35% en 2019 hasta 72.06% en 2023, indicando una política consistente de acumulación de ganancias para financiar operaciones y reducir la dependencia de la deuda.
El valor negativo en esta partida muestra una tendencia de aumento en las acciones en autocartera, pasando de -17.69% en 2019 a -39.18% en 2023, reflejando una estrategia de recompra de acciones, que podría tener efectos en el valor de mercado y en la estructura de capital.
Este componente decreció ligeramente desde 9.04% en 2019 a 7.29% en 2022, recuperándose a 7.93% en 2023, indicando estabilidad o leves variaciones en las aportaciones de capital adicional a lo largo del período.
Su participación creciente confirma la política de acumular beneficios en la empresa, contribuyendo significativamente a la expansión del patrimonio y a la estabilidad del capital propio.
Este concepto ha permanecido en torno a -5.36% a -6.29%, reflejando pérdidas acumuladas no realizadas, con una tendencia a profundizar ligeramente en 2023, posiblemente debido a fluctuaciones en valor de activos o programas de cobertura.
Este ratio incrementó progresivamente desde 23.46% en 2019 hasta 34.98% en 2023, indicando una sólida acumulación de recursos propios que refuerza la posición financiera.
El valor ha sido negativo en los últimos años, en -0.01% en 2021 y -0.04% en 2023, lo que sugiere una participación minoritaria menor o invertida en la estructura del propietario de la empresa, con un impacto insignificante en el capital total.