Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2024-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2023-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31).
La proporción de cuentas a pagar en relación con el pasivo total y el patrimonio neto muestra una tendencia de incremento durante 2020 y 2022, alcanzando un pico en 2022 con un 6.52%, antes de disminuir en 2023 y 2024 a niveles cercanos al 5%. Esto indica una variabilidad en la participación de las cuentas a pagar dentro de la estructura del pasivo total, pudiendo reflejar cambios en las políticas de pago a proveedores o en la gestión del pasivo corriente.
Las cuentas por pagar a partes relacionadas mantienen una proporción baja y relativamente estable en torno al 0.03-0.05%, sugiriendo que la empresa no depende significativamente de estas transacciones para su financiamiento o gestión operativa.
La deuda a corto plazo presenta una tendencia de aumento en 2021, alcanzando un 1.32% del pasivo y patrimonio, seguido de una disminución significativa en 2022 a un 0.44%. Posteriormente, vuelve a incrementarse en 2023 y 2024, manteniéndose por encima del 0.8%. Esto puede reflejar cambios en las necesidades de financiamiento a corto plazo o en la estrategia de gestión del pasivo corriente.
Los impuestos sobre la renta devengados y otros impuestos muestran un crecimiento en 2021, llegando a un 3.16%, y se mantienen en niveles similares en los años siguientes, con ligeras fluctuaciones. Esto podría indicar una mayor acumulación de obligaciones fiscales en ese período, con estabilización posterior.
Las obligaciones por beneficios para empleados mantienen una participación relativamente constante en torno al 0.78-0.89%, representando una parte estable del pasivo. Este patrón refleja un control relativo en las obligaciones laborales y de beneficios asociados.
Los otros periodificaciones muestran un incremento en 2021, alcanzando el 2.4%, pero después disminuyen en años subsecuentes por debajo del 2%, indicando posibles ajustes en las partidas de gastos o ingresos diferidos.
El pasivo corriente, que incluye varias partidas, crece en 2021 hasta un 13.26%, antes de reducirse en 2022 y en años posteriores, llegando a aproximadamente el 10% en 2023 y 2024. La tendencia sugiere una disminución relativa en los pasivos corrientes en comparación con el pasivo total, posiblemente por una estrategia de reducción o reprogramación de estas obligaciones.
La deuda a largo plazo presenta una tendencia decreciente en 2021, alcanzando un 20.66%, con una posterior recuperación en 2023 y 2024, situándose cerca del 18.97%. La fluctuación puede reflejar amortizaciones, nuevas emisiones o reestructuración de la deuda.
Las obligaciones de retiro de activos y costos ambientales acumulados mantienen una participación menor, cercano al 6-8%, con ligera disminución en 2022 y 2024. Esto puede reflejar esfuerzos en la gestión de pasivos ambientales o cambios en la valoración de estos costos.
Los impuestos diferidos sobre la renta progresan en participación desde un 5.98% en 2020 a un 9.31% en 2024, sugiriendo una mayor acumulación de diferencias temporales en los impuestos y posibles cambios en las estrategias fiscales.
Las obligaciones de beneficios para empleados muestran una disminución significativa en su participación, bajando de un 2.71% en 2020 a un 0.83% en 2024, posiblemente como resultado de pagos o ajustes en los beneficios futuros.
Otros pasivos y créditos diferidos fluctúan ligeramente, manteniéndose en torno al 1.5%-2%, reflejando una gestión estable de estos pasivos diferidos.
El porcentaje de pasivos no corrientes aporta alrededor del 35-44% del pasivo total a lo largo de los años, decreciendo en 2021 y 2022, y aumentando nuevamente en 2023 y 2024, lo cual indica cierta variabilidad en la estructura del pasivo a largo plazo.
El pasivo total en relación con el patrimonio neto muestra una ligera tendencia a disminuir del 52.33% en 2020 a un 47.23% en 2024, insinuando una posible estrategia de fortalecimiento del patrimonio o una reducción en el apalancamiento financiero.
Las acciones ordinarias mantienen una participación mínima y relativamente constante en torno al 0.02-0.03%, reflejando la estructura de financiamiento de capital social.
El capital superior a la par presenta una participación significativa en la estructura del patrimonio, decreciendo desde aproximadamente el 75.27% en 2020 a alrededor del 63.14% en 2024, lo que podría indicar emisión de nuevas acciones o cambios en las valuaciones del capital.
La autocartera al coste experimenta un decrecimiento en su participación porcentual, llegando a un -57.95% en 2024. Esto sugiere una política de recompra o reducción de acciones por parte de la empresa, influenciando la estructura del patrimonio y el capital autorizado.
Las utilidades retenidas fluctúan, alcanzando un máximo del 61.79% en 2023, y disminuyendo en 2024 a un 52.83%, lo cual puede reflejar distribuciones de dividendos o ajustes por pérdidas acumuladas.
El patrimonio neto total aumenta progresivamente desde un 47.67% en 2020 a un 52.77% en 2024, indicando un fortalecimiento en la posición patrimonial de la empresa y un posible crecimiento en la base de capital propio.