Estado de flujos de efectivo
El estado de flujo de efectivo proporciona información sobre los ingresos y pagos de efectivo de una empresa durante un período contable, mostrando cómo estos flujos de efectivo vinculan el saldo de efectivo final con el saldo inicial que se muestra en el balance general de la empresa.
El estado de flujos de efectivo consta de tres partes: flujos de efectivo proporcionados por (utilizados en) actividades operativas, flujos de efectivo proporcionados por (utilizados en) actividades de inversión y flujos de efectivo proporcionados por (utilizados en) actividades de financiamiento.
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- Estructura del balance: activo
- Análisis de ratios de liquidez
- Modelo de descuento de dividendos (DDM)
- Datos financieros seleccionados desde 2005
- Ratio de margen de beneficio operativo desde 2005
- Ratio de rendimiento sobre el capital contable (ROE) desde 2005
- Ratio de rentabilidad sobre activos (ROA) desde 2005
- Ratio de rotación total de activos desde 2005
- Relación precio/ingresos (P/S) desde 2005
- Periodificaciones agregadas
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Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2019-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2018-12-31).
El análisis de los datos financieros presenta una tendencia general de crecimiento en la utilidad neta a lo largo del período observado, con un incremento más marcado en 2021 y 2022. Específicamente, se observa un aumento sustancial en la utilidad neta, que en 2018 fue de aproximadamente 606,668 miles de dólares y alcanzó aproximadamente 1,377,159 miles en 2022, reflejando una mejora significativa en la rentabilidad de la empresa.
La depreciación y amortización mantiene una tendencia estable en términos absolutos, con incrementos moderados que sugieren una inversión sostenida en activos tangibles e intangibles. La variación en los gastos de arrendamiento no monetarios también muestra un crecimiento progresivo, alcanzando los 16,658 miles en 2022, indicando posiblemente una expansión en contratos de arrendamiento o nuevas adquisiciones.
Las pérdidas o ganancias por enajenación de bienes y equipos muestran fluctuaciones; en 2019 se observa un aumento en las ganancias por enajenaciones, mientras que en años posteriores se presentan pérdidas, especialmente en 2021 y 2022, lo cual puede reflejar desinversiones o deterioro en ciertos activos.
Los impuestos diferidos sobre la renta muestran un comportamiento variable, con un pico negativo en 2020 y aumentos posteriores en 2021 y 2022. Esto podría indicar cambios en las políticas fiscales o en la utilización de créditos fiscales diferidos.
La compensación basada en acciones experimenta un incremento constante, evidenciando una política de incentivos para empleados y directivos, con un aumento en 2022 respecto a años anteriores.
En cuanto a las cuentas por cobrar, se observa una tendencia de disminución en 2019, que se intensifica en 2020, alcanzando valores negativos significativos, sugiriendo dificultades en la cobranza o cambios en la política de ventas. En 2021 y 2022, estas cuentas comienzan a recuperarse parcialmente, aunque siguen en valores negativos. Esta dinámica refleja posibles retos en la gestión de clientes y la recuperación de créditos.
Los gastos pagados por adelantado y otros activos muestran una tendencia decreciente en 2019 y 2020, pero en 2021 y 2022 aumentan, indicando mayores desembolsos anticipados o inversiones en activos.
Las cuentas a pagar varían en sentido opuesto a las cuentas por cobrar, mostrando una tendencia de aumento en 2021 y 2022, lo cual puede indicar un incremento en las obligaciones pendientes o una estrategia de financiamiento a corto plazo.
Las obligaciones acumuladas presentan una reducción en 2019 y en 2022 muestran una fuerte caída, sugiriendo una disminución en ciertos pasivos laborales o beneficios acumulados.
Los siniestros y acumulaciones de seguros muestran fluctuaciones, con un decremento en 2019 y un aumento en 2020 y 2021, reflejando posibles cambios en la cartera de seguros o en la gestión de riesgos.
Los impuestos sobre la renta, netos, muestran una volatilidad notable, con valores positivos en 2019 y 2020, pero con un ingreso negativo en 2021, seguido de un rebote en 2022, indicando cambios en la carga fiscal o en el rendimiento tributario.
Los otros pasivos presentan una tendencia decreciente, especialmente en 2022, evidenciando una posible reducción en pasivos diversos o en obligaciones externas.
El cambio en el activo y el pasivo presenta fluctuaciones sustanciales, con una disminución notable en 2022, lo que indica movimientos significativos en la composición del balance, posiblemente por ventas, adquisiciones o reestructuraciones.
En los ajustes para conciliar la utilidad neta con el efectivo proporcionado por actividades operativas, se mantiene una tendencia positiva, aunque con declives en algunos años, reflejando variaciones en las operaciones de efectivo.
El efectivo neto proporcionado por las actividades operativas muestra una tendencia clara de crecimiento, que alcanza un máximo en 2022, con valores en aumento constante en la última parte del período, sugiriendo una generación de efectivo sólida y en expansión.
El gasto en compras de bienes y equipos aumenta sistemáticamente en los años recientes, alcanzando en 2022 775,148 miles, indicando una fuerte inversión en activos productivos, a pesar de ello, los ingresos por venta de dichos bienes muestran un incremento moderado.
Las inversiones a corto plazo dejan de realizarse en 2018, pero en 2020 y años posteriores se emprenden compras de inversiones y vencimientos, que generan ingresos y movimientos de efectivo considerables, evidenciando una estrategia de inversión para gestionar liquidez y rendimiento financiero.
Las actividades de inversión muestran un saldo negativo en todos los años, con compras recurrentes de activos y inversiones que superan ampliamente los ingresos por enajenaciones, reflejando una política de inversión a largo plazo, aunque con un impacto negativo en el efectivo, como se observa en los flujos de inversión.
En el aspecto de financiamiento, en 2019 y 2020 se registran ingresos por emisión de deuda, aunque en años posteriores se mantiene un nivel de endeudamiento limitado. Los pagos de capital y dividendos aumentan en cantidad, con pagos significativos en 2022, especialmente en recompra de acciones, la cual muestra una tendencia creciente, alcanzando cifras extraordinarias en los últimos años, con un efecto directo en el efectivo.
Los pagos por dividendos y recompra de acciones llevan a un uso intensivo de efectivo, lo que, junto con la fuerte reducción en el efectivo y equivalentes en 2022, indica una política de retorno a accionistas robusta y estrategias financieras agresivas en esa época.
Finalmente, el efectivo y sus equivalentes muestran una tendencia variable, con un aumento en 2019, una ligera disminución en 2020, y una reducción significativa en 2022, culminando en un saldo final menor respecto al inicio del período, reflejando los efectos combinados de inversiones, financiamiento y operaciones en la posición de liquidez de la empresa.