Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
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El análisis de la estructura financiera revela varias tendencias relevantes a lo largo del período considerado. En cuanto al pasivo total y el patrimonio neto, se observa una disminución progresiva del porcentaje que representa el pasivo total, pasando de un 60.56% en junio de 2018 a un 52.01% en junio de 2023. Esta reducción indica un fortalecimiento relativo del patrimonio neto, que creció como porcentaje desde aproximadamente 39.44% en 2018 hasta casi el 48% en 2023, sugiriendo una mayor proporción de financiamiento propio respecto a las obligaciones externas.
Dentro del pasivo, se aprecia un incremento en el porcentaje de cuentas a pagar, que aunque fluctúa ligeramente, mantiene un nivel relativamente estable en torno al 5% del pasivo total y del patrimonio neto, evidenciando una gestión conservadora de las obligaciones comerciales a corto plazo. Por otro lado, las cuentas por pagar a partes relacionadas aumentan de aproximadamente 0.89% en 2018 a 1.2% en 2023, señalando una participación moderada y estable de estas en la estructura de obligaciones.
En cuanto a los gastos devengados, se observa una tendencia al alza, pasando del 4.36% en 2018 al 5.27% en 2023, sugiriendo una mayor integración o reconocimiento de gastos pendientes respecto a la estructura del pasivo. La proporción de impuestos sobre la renta a pagar empieza a aparecer en 2020 y aumenta sustancialmente en 2023, alcanzando un 4.09%, lo que indica una acumulación de obligaciones fiscales pendientes al cierre del período.
Respecto a la deuda, la parte actual de la deuda a largo plazo presenta fluctuaciones, pero en general mantiene un peso relativamente estable en torno al 1% hasta 2022, para posteriormente incrementarse significativamente a 4.97% en 2023. Esto puede reflejar una mayor adopción de financiamiento a largo plazo o cambios en la estructura de vencimientos. La deuda a largo plazo, menos la parte corriente, decrece desde el 37.6% en 2018 hasta el 23.98% en 2023, corroborando una tendencia a reducir la exposición a deuda de largo plazo en favor de financiamiento más a corto plazo.
Los pasivos no corrientes en conjunto también muestran una tendencia de disminución respecto al total del pasivo y patrimonio, pasando del 45.32% en 2018 al 29.77% en 2023. Esta reducción refleja una estrategia para reducir el peso de obligaciones a largo plazo en la estructura financiera.
Respecto a los componentes del patrimonio, la participación de las utilidades retenidas se incrementa desde aproximadamente 29.95% en 2018 hasta un máximo de 34.42% en 2022, antes de disminuir ligeramente en 2023. La categoría de patrimonio neto en conjunto crece, alcanzando casi la mitad del total en 2023, con un porcentaje del 47.99%, evidenciando una sólida posición patrimonial. Además, se observa la introducción de acciones preferentes convertibles en 2023, con un peso del 3.59%, evento que puede indicar una modalidad de financiamiento híbrido.
El patrimonio adicional desembolsado y otras pérdidas integrales muestran fluctuaciones menores, pero en general reflejan una estabilidad en la composición del patrimonio, con pequeñas variaciones en su proporción respecto al total del pasivo y patrimonio.
En síntesis, la estructura financiera de la entidad muestra una tendencia favorable hacia una mayor autosuficiencia, con una notable reducción en la participación del pasivo y un incremento en el patrimonio neto, acompañado por una gestión de pasivos que prioriza mayores niveles de financiamiento a corto plazo y una menor dependencia de deuda a largo plazo. La incorporación de acciones preferentes en 2023 puede señalar un enfoque estratégico en financiamiento híbrido o una optimización de las fuentes de capital.