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La proporción de efectivo y equivalentes de efectivo en relación con los activos totales muestra una tendencia decreciente significativa, pasando del 58.93 % en julio de 2020 a un valor mucho menor en julio de 2025, con un valor cercano a 7.8 %. Esto indica que la empresa ha reducido sistemáticamente su posición en efectivo, posiblemente priorizando otros usos del capital o diversificando sus inversiones finanzas.
Las inversiones como porcentaje de los activos totales han experimentado fluctuaciones menores, con un aumento notable en 2021 y una reducción en 2022, seguido de un incremento marginal nuevamente en 2025. Esta variabilidad sugiere cambios en la estrategia de inversión o en el nivel de disponibilidad de fondos para inversión a largo plazo.
La participación de cuentas por cobrar, deducidas las provisiones, se mantiene entre el 1.36 % y 2.52 %, evidenciando cierta estabilidad en la gestión de cuentas por cobrar. Sin embargo, la tendencia muestra una ligera subida en 2021 y un descenso en los años siguientes, lo que puede reflejar cambios en las políticas crediticias o en la eficiencia en la cobranza.
Los pagarés por cobrar, tanto los mantenidos para inversión como los destinados a la venta, muestran una tendencia creciente como porcentaje de los activos totales, alcanzando en 2025 niveles del 3.8 %. Esto indica una mayor implicación en instrumentos financieros de este tipo, potencialmente para obtener mayores rendimientos o por cambios en la estrategia de gestión de efectivo.
La proporción de impuestos sobre la renta por cobrar ha variado notablemente, alcanzando picos en 2021 y disminuyendo en los años posteriores, sugiriendo variaciones en las posiciones fiscales o en la cuantía de pagos diferidos relacionados con impuestos.
Los gastos pagados por adelantado y otros activos corrientes mantienen una participación relativamente estable, respecto al total, con ligeras variaciones que apuntan a una gestión conservadora y estable de los gastos diferidos y activos similares.
La proporción del activo circulante antes de fondos a cobrar e importes mantenidos para clientes experimentó una caída sustancial en 2021, seguida por un aumento en 2024, concluyendo en cerca del 19.02 %. Esto refleja cambios en la estructura del activo circulante, posiblemente en la gestión de inventarios o en los fondos a cobrar.
La participación de fondos por cobrar e importes retenidos para clientes incrementó marcadamente en 2024 y en 2025, alcanzando alrededor del 19.15 %, indicando un aumento en la gestión de fondos relacionados con los clientes o cambios en la estrategia de retención de dinero.
La proporción total del activo circulante en relación con los activos totales ha aumentado de manera significativa, pasando del 73 % en 2020 a aproximadamente 38.17 % en 2025. Esto sugiere una mayor concentración en activos de corto plazo en comparación con los activos a largo plazo, reflejando posibles cambios en la estrategia de inversión o de gestión del capital.
Los activos por inversiones a largo plazo permanecen estables a valores bajos durante la mayoría del período, con un ligero aumento en 2023 y 2024, y una disminución en 2025, apuntando a una estrategia conservadora respecto a estos activos.
La participación de bienes y equipo, neto, en los activos totales decrece progresivamente, con una reducción en porcentaje desde cerca del 6.71 % en 2020 a aproximadamente 2.6 % en 2025, lo cual puede indicar una menor inversión en activos físicos o una depreciación acumulada superior a las nuevas adquisiciones.
La inversión en activos por derecho de uso de arrendamiento operativo también muestra una tendencia a la disminución, respecto a la participación total, desplazándose de un 2.07 % en 2020 a cerca de 1.46 % en 2025, reflejando posibles cambios en las políticas de arrendamiento.
La participación de la buena voluntad en los activos totales muestra un incremento sustancial desde un 15.13 % en 2020 hasta un pico cercano al 49.6 % en 2022, seguido de una disminución gradual en los años siguientes, situándose en torno al 37.83 % en 2025. Esto puede indicar gastos de adquisición de negocios y evaluaciones de valor de marca o elementos diferidos que varían en su reconocimiento y amortización.
Los activos intangibles adquiridos, netos, presentan un aumento considerable en 2021 y 2022, pero posteriormente disminuyen en porcentaje respecto al total, insinuando amortizaciones o reevaluaciones de estos activos y/o cambios en las adquisiciones.
Los activos por impuestos diferidos de largo plazo muestran una tendencia creciente, especialmente a partir de 2021, alcanzando aproximadamente el 3.31 % en 2025, lo cual podría reflejar diferencias temporales en las reportes fiscales y contables.
Los otros activos mantienen una participación estable — con ligeras variaciones — en el total de activos, indicando que no se registran cambios estructurales relevantes en estos rubros.
La proporción de activos a largo plazo respecto a los activos totales muestra un incremento signficativo en 2021, llegando hasta el 81.8 %, para luego decrecer en los años subsiguientes, estabilizándose en torno al 61-69 %. Esto refleja una estrategia inicial de enfoque hacia activos a largo plazo, que se modifica hacia una estructura más equilibrada en años posteriores.
Finalmente, los activos totales presentan una estructura dinámica, con cambios en las proporciones que indican una tendencia hacia una mayor concentración en activos circulantes, con una reducción progresiva en la participación de activos a largo plazo y recursos como la buena voluntad y activos intangibles, en línea con las decisiones estratégicas y la rotación de recursos en el período analizado.