Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
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El análisis de los datos financieros muestra varias tendencias relevantes en la estructura de pasivos y patrimonio a lo largo del período comprendido entre junio de 2020 y junio de 2025.
Se observa un incremento progresivo en el porcentaje de cuentas a pagar en relación con el pasivo total y el patrimonio, pasando de un 10% en 2020 a un 12.16% en 2025. Este aumento indica una mayor proporción de obligaciones a corto plazo relacionadas con proveedores u otros acreedores comerciales.
La partida de marketing y promoción acumulados también presenta cierta estabilidad con valores cercanos a un 3-3.5%, reflejando una consistencia en las inversiones en actividades promocionales en relación con la estructura total del pasivo y patrimonio.
Los compromisos por compensaciones devengadas muestran una tendencia similar, con un ligero incremento en su porcentaje, sugiriendo mayor acumulación de pasivos relacionados con beneficios o bonos devengados.
Los pasivos por impuestos a pagar evidencian un incremento en su participación, creciendo desde un 0.57% en 2020 a un 0.94% en 2025, señalando posible mayor carga fiscal pendiente de liquidar.
Por otro lado, los pasivos derivados muestran una variación significativa, con su aparición en 2022 a partir de cero, alcanzando un valor bajo pero notable en 2023 y 2025, lo que puede reflejar nuevos instrumentos financieros o pasivos contingentes asociados a derivados financieros.
El componente de intereses devengados, que inicia en 2023, mantiene una participación estable (0.19-0.23%), y su presencia señala obligaciones por intereses acumulados en pasivos derivados o préstamos.
Los pasivos corrientes, en particular los vinculado a arrendamientos operativos, mantienen una participación consistente aproximadamente del 0.17-0.2%, indicando una estructura stable de compromisos de corto plazo relacionados con arrendamientos respecto al total del pasivo y patrimonio.
Se observa una reducción significativa en las reestructuraciones de reservas en porcentaje, desde 0.39% en 2020 hasta alrededor de 0.14-0.15%, lo que puede reflejar una estabilización en los planes de reestructuración o en las reservas relacionadas con reestructuraciones financieras.
El rubro de otro ingreso o gasto compuesto por pérdidas o acumulaciones, mantiene una participación relativamente estable en torno al 2.3-2.6%, mostrando cierta consistencia en otros elementos que componen la estructura pasiva.
En relación con los pasivos no corrientes, estos mantienen una participación en torno al 29-34%, con una ligera tendencia a disminuir en porcentaje, lo cual podría indicar una reducción en obligaciones a largo plazo no corrientes o un cambio en la estructura de financiamiento.
La deuda a corto plazo presenta fluctuaciones, disminuyendo de un 9.27% en 2020 a un mínimo del 5.88% en 2024, pero luego recuperándose a un 7.6% en 2025, sugiriendo variaciones en las obligaciones inmediatas de financiamiento.
La deuda a largo plazo, excluyendo vencimientos en un año, mantiene una participación estable alrededor del 19-20%, con una ligera tendencia al alza en 2024, indicando un peso constante de emisiones a largo plazo en la estructura pasiva.
Los impuestos diferidos presentan una tendencia a la baja, llegando a un 4.61% en 2025 desde un 5.81% en 2022, lo que puede reflejar cambios en las proyecciones fiscales o en la utilización de diferencias temporales.
Las obligaciones en materia de pensiones muestran una tendencia decrescente en porcentaje, bajando de más del 5% en 2020 a aproximadamente 2.4% en 2024 y 2025, indicando una posible reducción en pasivos pensionarios o en la valoración de estos compromisos.
Las posiciones fiscales inciertas fluctúan en un rango estrecho aproximadamente del 0.5-0.67%, reflejando una estabilidad relativa en estos pasivos contingentes.
Los pasivos por arrendamiento no corriente se mantienen en torno a 0.5-0.56%, indicando un nivel estable de obligaciones por arrendamientos financieros a largo plazo.
Las obligaciones de beneficios para jubilados también exhiben tendencia a la estabilización, disminuyendo desde un 0.8% en 2020 a aproximadamente 0.55% en 2024 y 2025, lo cual puede reflejar reformas o cambios en las políticas de beneficios.
El pasivo total y patrimonio neto, expresado en porcentaje del total, presenta estabilidad con valores en torno al 60-61%, aunque se observa una ligera recuperación en patrimonio neto total alcanzando un 41.75% en 2025, en línea con el aumento en utilidades retenidas y patrimonio neto atribuible.
Las acciones preferentes convertibles clase A mantienen un porcentaje decreciente en relación con el pasivo total, pasando del 0.74% en 2020 a 0.62% en 2025, reflejando posible amortización o conversión de estos instrumentos.
Las acciones ordinarias representan aproximadamente un 3.2-3.42%, con una tendencia estable, contribuyendo al capital social de la empresa.
El capital desembolsado adicional mantiene un porcentaje en torno al 54-56%, reflejando estabilidad en la estructura de financiamiento aportado por los accionistas.
Las reservas para el retiro de deudas, pérdidas acumuladas y obligaciones relacionadas con beneficios para jubilados muestran tendencias de reducción en su porcentaje respecto al total, con las pérdidas acumuladas llegando a cerca del 9.7-10.4%, y las reservas para retiros especialmente negativas, indicando reservas o pasivos contingentes sustanciales en estas áreas.
La autocartera, en relación porcentual del pasivo, presenta un aumento significativo en negativo, alcanzando valores entre -87% y -110%, lo cual indica una fuerte participación de acciones en poder de la propia empresa, generalmente asociado a programas de recompra o gestión de acciones en cartera.
Las utilidades retenidas crecen en participación relativa, pasando del 83% en 2020 a más de 103% en 2025, señalando una acumulación de utilidades no distribuidas que fortalecen el patrimonio de la empresa.
El patrimonio neto atribuible a la compañía se mantiene en torno al 39-41.5%, con un aumento hacia 2025, consolidando una estructura patrimonial sólida y en crecimiento.
En resumen, la estructura financiera evidencia un aumento en la proporción de utilidades retenidas y patrimonio, junto con una estabilización en las obligaciones a largo plazo y un aumento en elementos contingentes como nuevas partidas derivadas y pasivos por arrendamientos. La participación significativa de la autocartera y la relativa estabilidad en los pasivos a corto y largo plazo indican una estrategia de gestión financiera que favorece el fortalecimiento del patrimonio y la estabilidad en la estructura de financiamiento.