Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
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- Balance: activo
- Análisis de ratios de actividad a largo plazo
- Ratios de valoración de acciones ordinarias
- Relación entre el valor de la empresa y el EBITDA (EV/EBITDA)
- Relación entre el valor de la empresa y el FCFF (EV/FCFF)
- Ratio de margen de beneficio neto desde 2005
- Ratio de rendimiento sobre el capital contable (ROE) desde 2005
- Ratio de deuda sobre fondos propios desde 2005
- Relación precio/ingresos (P/S) desde 2005
- Análisis de ingresos
Aceptamos:
Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2019-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2018-12-31).
- Análisis de las cuentas a pagar
- Desde 2018 hasta 2022, la proporción de cuentas a pagar como porcentaje del pasivo total y del capital contable ha mostrado una tendencia decreciente, reduciéndose desde 3.13% en 2018 a 2.15% en 2022. Esto sugiere una gestión más eficiente en la rotación de cuentas por pagar o una reducción en la deuda pendiente a proveedores. La disminución sutil en estos valores indica un control más estricto sobre las obligaciones comerciales a corto plazo.
- Nómina y beneficios acumulados
- Este concepto tuvo una reducción significativa en su participación porcentual desde 6.19% en 2018 a 2.51% en 2022. La caída continúa a pesar de un repunte en 2020 y 2021, reflejando una posible optimización en la gestión de beneficios acumulados o una reducción en las obligaciones relativas a beneficios laborales y nóminas acumuladas. La tendencia indica una disminución en las obligaciones pendientes relacionadas con recursos humanos.
- Impuestos sobre la renta devengados
- El porcentaje de impuestos devengados creció desde 0.28% en 2018 hasta 1.25% en 2022, con pequeños altibajos en el período. Esto puede reflejar incrementos en las obligaciones fiscales pendientes de pago o cambios en la estructura fiscal. La tendencia sugiere una mayor acumulación de pasivos por impuestos a lo largo del tiempo.
- Gastos devengados
- Este pasivo mostró fluctuaciones a lo largo del período, con un pico en 2019 (2.22%) y una disminución en 2020 (0.88%), seguido de una ligera recuperación en los años siguientes. La variabilidad podría reflejar cambios en el reconocimiento de gastos o en la política de provisión de pasivos asociados a gastos operativos. En general, mantiene un nivel relativamente bajo en comparación con otros pasivos.
- Gastos de ventas y marketing acumulados
- Este componente se hizo notable desde 2021, con una participación porcentual de aproximadamente 0.7%, indicando probablemente una política más agresiva o mayor inversión en actividades de marketing y ventas. La tendencia sugiere incremento en las obligaciones relacionadas con estos gastos, aunque en 2022 la participación disminuye ligeramente a 0.61%.
- Pasivos corrientes por arrendamiento operativo
- Este pasivo solo se observa a partir de 2019, con porcentajes en torno a 0.45-0.63%, y mantiene una tendencia relativamente estable, lo que indica que las obligaciones por arrendamientos operativos a corto plazo se han estabilizado en niveles moderados en comparación con otros pasivos.
- Inmovilizado material acumulado
- El porcentaje de este activo en relación con los pasivos totales muestra un aumento notable en 2020 (hacia 0.57%) y en 2021 (0.78%), para luego disminuir en 2022 a 0.33%. Esto podría reflejar inversiones en infraestructura o activos tangibles durante 2020 y 2021, seguidas por una posible desinversión o reconocimiento de activos en 2022, o una disminución en su valor contable.
- Otros pasivos acumulados
- Este rubro tuvo una tendencia decreciente desde 2.65% en 2018 hasta 1.4% en 2022, aunque mostró un leve incremento en 2020 y 2021. La reducción global indica una disminución en obligaciones diversas y acumuladas, posiblemente a medida que se liquidan o se refinancian dichas obligaciones.
- Pasivos acumulados
- Este pasivo tiene una participación variable, empezando en 11.43% en 2018, alcanzando un máximo de 12.79% en 2019, y posteriormente disminuyendo a 7.64% en 2022. La tendencia global refleja una reducción en las obligaciones acumuladas, probablemente resultado de una mejor gestión o de pagos realizados en el período.
- Ingresos diferidos
- Este pasivo refleja una tendencia al alza, pasando de 19.15% en 2018 a 22.59% en 2022. La tendencia indica una mayor acumulación de ingresos que aún no han sido realizados, lo cual puede estar asociado a contratos con clientes u otras fuentes de ingreso diferido, sugiriendo un reconocimiento diferido de ingresos en crecimiento.
- Pasivo corriente
- El porcentaje de pasivos corrientes fluctuó en torno a 33-39%, alcanzando su punto máximo en 2019 con 38.83% y estabilizándose en 2022 en 32.38%. La tendencia evidencia que la proporción de obligaciones a corto plazo se mantiene relativamente estable, con ciertos picos y caídas correspondiendo a cambios en obligaciones inmediatas.
- Impuesto sobre la renta a pagar
- Este pasivo tuvo un incremento en 2022 (2.09%) respecto a años anteriores, sugiriendo una acumulación de obligaciones fiscales pendientes o cambios en la política fiscal. El valor en 2020 (2.19%) también fue notable, indicando que las obligaciones fiscales son una parte constante pero controlada del pasivo total.
- Pasivos por arrendamiento operativo a largo plazo
- Solo disponibles los datos a partir de 2019, con porcentajes en torno a 1.33-1.74%. La estabilidad en estos valores indica una gestión efectiva en los compromisos a largo plazo relacionados con arrendamientos operativos.
- Otros pasivos a largo plazo
- El porcentaje ha aumentado progresivamente desde 1.44% en 2018 hasta 3.29% en 2022, lo que indica una mayor acumulación de obligaciones distintas a las especificadas anteriormente, probablemente relacionadas con financiamientos, indemnizaciones u otros compromisos a largo plazo.
- Pasivos no corrientes
- El porcentaje fluctúa entre 5.24% en 2018 y 7.07% en 2022, con un incremento progresivo, lo cual muestra una tendencia al aumento en las obligaciones a largo plazo, posiblemente en línea con mayores inversiones o financiamientos a largo plazo.
- Pasivo total
- El pasivo total, como porcentaje del pasivo total y del capital, muestra una tendencia al alza desde 38.96% en 2018 hasta 39.45% en 2022. La participación del pasivo en relación con la estructura total evidencia una ligera expansión de las obligaciones frente a la estructura de capital, aunque la variación no es significativa.
- Capital desembolsado adicional
- Este elemento estuvo en una tendencia descendente de 42.75% en 2018 a 17.57% en 2022, señalando que la participación del capital adicional en relación con el pasivo y el capital total se ha ido reduciendo, posiblemente por una menor emisión de acciones o aportes adicionales de capital.
- Otro resultado (pérdida) integral acumulado, neto
- El saldo varió en torno a valores negativos y positivos, con un valor alto en 2020 (0.9%), y fluctuaciones menores en otros años, evidenciando variabilidad en resultados integrales acumulados. La presencia de valores negativos en otros años sugiere pérdidas acumuladas, ajustadas en informes de resultados integrales.
- Utilidades retenidas
- El porcentaje de utilidades retenidas aumentó significativamente en 2020 (45.88%) respecto a 2018 y 2019, y mantuvo niveles elevados en años posteriores, con un ligero descenso en 2022. Esto indica una política de reserva de beneficios bastante sólida y una acumulación importante de utilidades no distribuidas.
- Capital contable
- Este concepto ha sido estable en torno a 60-67%, con una ligera disminución en 2022 a 60.55%. La estructura de capital refleja una posición de capital relativamente robusta, con una participación significativa en relación con el pasivo total.
- Resumen general
- El análisis de los datos revela una tendencia hacia una reducción en las obligaciones a corto plazo y en ciertos pasivos acumulados, junto con un aumento persistente en ingresos diferidos y obligaciones a largo plazo. La estructura de capital se mantiene sólida, con una alta proporción de utilidades retenidas, reflejando una estrategia de financiamiento conservadora. La estabilidad en los niveles relativos de pasivos corrientes y la moderada expansión en los pasivos a largo plazo sugieren un equilibrio en la política de endeudamiento y gestión de pasivos. La disminución en la participación del capital desembolsado adicional indica menor emisión de nuevas acciones, consolidando la estructura de financiamiento a través de utilidades retenidas y pasivos a largo plazo.