Estructura del balance: activo
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Basado en los informes: 10-K (Fecha del informe: 2022-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2021-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2020-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2019-12-31), 10-K (Fecha del informe: 2018-12-31).
En relación con la composición de los activos totales, se observa que los activos no corrientes se mantienen en niveles elevados, representando aproximadamente entre el 89% y el 93% a lo largo de los cinco años analizados, predominando significativamente sobre los activos corrientes, cuyo porcentaje fluctúa en torno al 7% al 11%. Esto indica una estructura de activos en la que la inversión en activos a largo plazo es predominante, sugiriendo un enfoque en activos duraderos y de alta permanencia en el negocio.
En términos de activos corrientes, se destaca una fluctuación en su porcentaje del total, con un pico en 2019 (11.04%) y una disminución marcada en 2020 (7.29%), seguido de una recuperación en 2021 (10.21%) y una caída posterior en 2022 (7.16%). La menor proporción en 2020 puede estar relacionada con cambios en la gestión del capital de trabajo o variaciones en los niveles de inventarios y cuentas por cobrar.
El efectivo y equivalentes de efectivo muestran una tendencia ligera al alza en su porcentaje respecto a los activos totales, pasando de un 2.39% en 2018 a un máximo de 3.92% en 2019, y llegando a un 2.94% en 2022. La presencia de efectivo mantiene un nivel relativamente bajo pero estable, lo que indica una gestión prudente de la liquidez.
Las cuentas por cobrar, netas, presentan una tendencia decreciente en su porcentaje respecto a los activos totales, desde un 4.6% en 2018 a un 2.69% en 2022. Esto puede reflejar una eficiencia en la gestión de cobranza o cambios en los términos de crédito a los clientes.
Por su parte, las existencias, que representan una proporción menor en el activo total, bajan de un 1.25% en 2018 a un 0.41% en 2022. La reducción en inventarios puede indicar mejoras en la gestión de inventario o una menor rotación de estos activos.
El porcentaje de activos mantenidos para la venta en 2021 (3.33%) corresponde posiblemente a un proceso de desinversión o ventas de ciertos activos, aunque no se observa un valor en 2018 o 2019, lo que podría indicar que no estaban clasificados o que no había activos en esa categoría en esos años.
El componente de activos intangibles, donde la buena voluntad ocupa la mayor proporción, fluctuando en torno al 59-61%, aunque con una tendencia ligeramente decreciente en 2022 (59.1%). Los otros activos intangibles, netos, aumentan desde un 25.19% en 2018 hasta un 29.76% en 2022, lo que puede denotar una inversión significativa en desarrollo de marcas, patentes u otros intangibles.
Los impuestos diferidos muestran una tendencia a la baja en su porcentaje respecto a los activos totales, desde un 0.34% en 2018 hasta un 0.21% en 2022, posiblemente reflejando cambios en las diferencias temporales y la utilización de beneficios fiscales diferidos.
El análisis también indica que no se registraron inversiones de capital o activos mantenidos para la venta en los primeros años, pero en 2022 se observa una participación del 1.98% en inversiones de capital, lo que sugiere alguna modificación en la estrategia de inversión o expansión.
En resumen, la estructura de activos muestra una considerable preferencia por activos a largo plazo, con cambios moderados en la composición del capital de trabajo, y una gestión que parece enfocada en mantener niveles adecuados de liquidez y en la valorización de activos intangibles, especialmente la buena voluntad y otros activos intangibles. La tendencia en la reducción relativa de inventarios y cuentas por cobrar podría indicar eficiencias operativas en la gestión del ciclo de conversión del efectivo.