Estructura del balance: pasivo y patrimonio contable
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En el análisis de los pasivos y el capital contable, se observa un incremento en la proporción del capital contable en relación al total de pasivos y patrimonio, que pasa del 27.66% en 2020 al 40.14% en 2024. Esto indica una tendencia de fortalecimiento del capital propio frente a los pasivos totales.
Los pasivos totales muestran una disminución en su porcentaje respecto al capital, descendiendo del 72.34% en 2020 al 59.86% en 2024. Dentro de estos, los pasivos no corrientes también evidencian una caída significativa, del 23.35% en 2020 al 11.38% en 2024, sugiriendo una reducción en las obligaciones a largo plazo y un enfoque posiblemente en la reducción de pasivos no corrientes.
El componente de deuda a largo plazo, neta de la parte corriente, presenta una disminución constante, del 17.31% en 2020 al 9.52% en 2024. Esto refleja una estrategia de reducción de la deuda a largo plazo, lo cual puede implicar una mayor estabilidad financiera y menor riesgo de endeudamiento.
Los pasivos por arrendamiento operativo, tanto corrientes como no corrientes, también muestran una tendencia decreciente, pasando de un 0.54% y 4.11% en 2020 a 0.3% y 1.13% en 2024, respectivamente. Esto puede estar relacionado con una disminución en la utilización de arrendamientos operativos o una conversión de estos pasivos a otras formas de financiamiento.
En relación con los pasivos por impuestos y otros pasivos corriente, se observa que estos mantienen un porcentaje relativamente estable o en ligera disminución. Por ejemplo, los impuestos no sobre la renta aumentan del 3.26% en 2020 a un pico en 2022, pero posteriormente bajan al 5.03%. Otros pasivos corrientes muestran una tendencia estable alrededor del 12.5% al 12.86%, indicando que estas categorías se mantienen como componentes de peso moderado en la estructura de pasivos.
El porcentaje de fondos por pagar y montos por pagar a los clientes crece del 20.79% en 2020 al 29.82% en 2022, luego ligeramente decrece a 28.3% en 2024, lo cual puede reflejar cambios en la política de reconocimiento de ingresos o en la gestión de fondos de clientes.
El porcentaje dedicado a honorarios no devengados se incrementa del 3.89% en 2020 al 7.71% en 2024, indicando una mayor provisión para gastos futuros relacionados con servicios aún no prestados o ingresos diferidos.
La proporción de gastos por intereses devengados se mantiene muy baja, en torno al 0.16% en 2020 y sin datos posteriores disponibles. La porción de responsabilidad de warrants derivados se registra solo en 2020 en un 9.39%, sugiriendo que en años posteriores esta categoría dejó de ser relevante o no se reportó en los datos disponibles.
En cuanto a la estructura del patrimonio, el déficit acumulado disminuye significativamente en porcentaje desde -57.24% en 2020 a -20.16% en 2024, lo que refleja un proceso de recuperación en la estabilidad de los fondos propios, aunque aún en valores negativos. Sin embargo, la magnitud del capital desembolsado adicional disminuye del 84.88% en 2020 a una menor proporción en 2024, sugiriendo una reducción en la inversión adicional en el patrimonio o una conversión de estos fondos.
El resultado integral acumulado presenta una tendencia de mejora, de un déficit del -0.03% en 2020 a un superávit pequeño en 2024 del 0.17%, indicando una recuperación en la rentabilidad y en la sostenibilidad del patrimonio.
En conjunto, estos patrones reflejan un proceso de desapalancamiento en la estructura financiera, con una reducción notable en la dependencia de pasivos a largo plazo y en la composición de pasivos no corrientes, acompañada por un fortalecimiento progresivo del patrimonio propio. La tendencia general apunta hacia una mayor estabilidad financiera, posiblemente motivada por estrategias de disminución de deuda y una mayor generación de capital propio en los últimos años.